España es uno de los paises con mayor esperanza de vida de toda Europa y la tercera del mundo, después de Japón y Suiza. Los cambios demográficos son los responsables de este cambio de futuro.
Se prevé que, en el año 2050, el número de personas europeas mayores de 75 años crezca en un 60% y que un tercio de los españoles supere de media los 65 años de edad. Desde el punto de vista teórico, la vejez es una etapa de la vida que merece ser más cuidada y valorada, lo cierto es que el aumento de personas mayores supondrá un reto para las Administraciones Públicas, que deberán remodelar el sistema de pensiones y abordar el inminente aumento de las necesidades sanitarias y de los servicios sociales.
Pero no solo serán las Administraciones Públicas quienes deberán asumir el reto de enfrentarse a una sociedad cada vez más envejecida; también las startup que son, al fin y al cabo, los agentes que protagonizan gran parte de la innovación actual y cobrarán un papel relevante en el sector privado que, inevitablemente, se convertirá en uno de los principales nichos de mercado durante las próximas décadas del sector sanitario.
Una oportunidad para la telemedicina
Las inversiones en tecnología, además de facilitarnos la vida cotidiana, también mejoran la productividad de las empresas -independientemente del sector en que se hallen-, es decir, ayudan directamente a la creación de riqueza que, a su vez, se traduce en una mayor recaudación de impuestos y de cotizaciones a la Seguridad Social.
Mejora de la calidad de vida de la población envejecida
Si la esperanza de vida aumenta pero su calidad no crece de forma directamente proporcional, estaremos frente a un verdadero problema: de nada sirve que nuestra esperanza de vida se incremente si no viene acompañada de una mejora en nuestra salud.
Con el aumento de la esperanza de vida existe también un incremento de la prevalencia de ciertas enfermedades crónicas, como la diabetes, la hipertensión y otros trastornos cardiovasculares y respiratorios. Por ello, es necesario que las Administraciones pongan en marcha programas que fomenten el autocuidado de las personas mayores, para que tomen conciencia de la importancia de prevenir la aparición de estas enfermedades que están especialmente relacionadas con los hábitos de vida (como el tabaquismo, el consumo de alcohol, el sedentarismo o la mala alimentación).
Las personas que en el año 2050 serán consideradas “de la tercera edad” tendrán una ventaja respecto a la población senil actual: la mayoría de ellos habrán sido escolarizados y, además, habrán vivido la digitalización y, por lo tanto, conocerán y sabrán cómo manejar a la perfección las nuevas tecnologías, y ello se traducirá en un mayor disfrute y entretenimiento en su tiempo libre.
Además, el hecho de saber utilizar un smartphone o una tablet les permitirá hacer uso de una plataforma de telemedicina de una forma mucho más fluida y eficiente y, definitivamente, esto les ayudará a controlar y prevenir numerosas enfermedades.
Control y Prevención de enfermedades
Hoy en día, las enfermedades cardiovasculares (entre las cuales la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardíaca o la hipertensión arterial son solo algunos ejemplos) siguen siendo la primera causa de mortalidad en España; y todo apunta a que, en el futuro, estas cifras no se verán demasiado alteradas, pues los futuros ancianos de la sociedad son (y serán) mayoritariamente sedentarios, normalizan cada vez más el consumo de alimentos ultraprocesados y el tabaquismo sigue imperando entre sus hábitos de vida.
En estos casos, la telemedicina actúa como una excelente herramienta preventiva. Gracias a los avances tecnológicos y al uso cada vez más generalizado de los smartphones, la gran mayoría de la población anciana del futuro tendrá a su disposición un dispositivo electrónico cuyas funciones irán más allá de llamar por teléfono en caso de emergencia. Estos dispositivos podrán monitorizar y valorar distintas variables relacionadas con la salud, como la presión arterial, la frecuencia cardíaca o la oxigenación en sangre y transmitir esta información telemáticamente a los médicos para que estos puedan realizar un seguimiento constante y personalizado (y, en el caso de que sea necesario, también en tiempo real).
Esto permitirá que los médicos puedan realizar un diagnóstico más rápido y preciso y, además, les otorgará la posibilidad de observar la evolución del paciente con un mayor margen de maniobra ante cualquier cambio que se observe en sus métricas de salud.
Pero la ventaja del aumento de personas mayores en 2050 radica en el uso de smartphones, pues su uso no se limitará al campo del personal sanitario para llamadas de emergencia o de consulta virtual. Gracias a esta práctica, el paciente conseguirá mucha más información y entendimiento sobre su estado de salud y podrá tener una mayor implicación y participación sobre su tratamiento. Además, podrán configurarse un sistema de alertas que les avisen de frecuencia con la que deba tomar su medicación o realizar alguna actividad concreta (por ejemplo, caminar un número de determinado de pasos, o medirse la tensión arterial).