Analizamos los cambios en el mundo de la medicina post COVID-19 con respecto a antes de la pandemia y te explicamos sus beneficios.
La crisis sanitaria que ocasionó el covid-19 en el año 2020 causó estragos en nuestro sistema de salud, no solo a nivel estatal, sino también en el aspecto internacional.
Así, la repercusión del COVID sobre la medicina y sobre el acceso a la salud se puso de manifiesto de distintas formas que, a su vez, podemos valorar desde diferentes puntos de vista. Si le damos un enfoque optimista, podemos afirmar que la pandemia puso a prueba los sistemas de salud y que estos, a pesar de encontrarse “al límite”, sobrevivieron y, en mayor o menor medida, también respondieron con éxito.
Por otra parte, el efecto del COVID sobre los sistemas sanitarios dejó en evidencia que estos presentan una estructura endeble y que carecen de recursos, personal y soporte.
En este artículo indagaremos sobre los aspectos más relevantes sobre los que gira el debate sobre la recuperación del sistema sanitario español tras el COVID.
Retos en el mundo de la medicina post COVID-19 más destacadas
Después de haber ido dejando la pandemia atrás, nos preguntamos cuáles son los retos a los que se enfrenta la medicina después de estos dos años y cómo será -o debería ser- la atención médica en el futuro.
1. Reforzar el modelo sanitario
El modelo sanitario español presume de ser uno de los mejores del mundo. No en vano la OMS lo sitúa en el séptimo lugar de su top 10 mundial. En parte, una posición tan privilegiada en este ranking es debida a que la gestión del sistema sanitario responde a un modelo descentralizado y esto permite que la atención esencial esté al alcance de todos los ciudadanos.
Si bien este modelo funciona correctamente, también puede producir falta de coordinación entre organismos internos y externos.
Para paliar este efecto indeseado, sería ideal construir nuevos organismos específicos en salud pública, reforzar la comunicación entre personal sanitario e investigadores y fortalecer la colaboración entre los entes públicos y los privados. Algunos expertos abogan por la creación de “agencias independientes, imparciales y externas que cuenten con la voz de todos los agentes fundamentales” , mientras otros afirman -sin que esta premisa sea incompatible con la anterior- que es necesaria una administración global más armonizada, pues en Europa cada país trabaja con unas normas distintas.
Esta falta de sincronía también se observa a nivel estatal, pues hoy en día en día las listas de espera son notoriamente distintas entre las comunidades autónomas. En este sentido, una mejora de la coordinación a nivel estatal afectaría muy positivamente a los tiempos de espera de los pacientes que necesitan acceder a cualquier tratamiento médico.
2. Mejora de la Atención Primaria
Los expertos también coinciden en que es necesario que se destinen más recursos a la Atención Primaria y fortalecer el personal que trabaja en ella, implementando herramientas de telemedicina, consulta virtual y telecuidados, así como la monitorización a distancia de ciertos indicadores de salud.
En este sentido, también es esencial que la medicina deje de ser una herramienta que esté únicamente destinada a curar para convertirse en un recurso más preventivo y proactivo. Los diagnósticos precoces garantizan una mejora en la salud de todos los pacientes y, a su vez, una reducción de costes para el sistema y permiten que médico y paciente puedan mantener una relación horizontal en la que la toma de decisiones sea compartida.
3. Telemedicina al alcance de todos
Tras el covid-19, ha quedado demostrado que es absolutamente esencial que el sistema sanitario siga avanzando en los procesos de digitalización, tanto en el sector público como en el privado.
Aunque en España se habla de telemedicina desde el año 2015 -o incluso desde antes- y poco a poco se han ido implementando algunas herramientas de telemedicina en la sanidad pública, como las recetas electrónicas y el acceso a portales digitales más eficientes (como La Meva Salut en Cataluña, o Mi Carpeta de Salud en Madrid), es necesario que sigamos avanzando en este camino hacia un modelo híbrido.
Sin embargo, esto solo será posible si pacientes, personal sanitario y autoridades trabajan y se desarrollan al unísono. Por ello, es necesario que se destinen recursos, en primer lugar, a la implementación de plataformas de telemedicina eficientes y, en segundo lugar, a la formación y al acceso al conocimiento de las nuevas tecnologías dirigidas tanto a los ciudadanos como a los profesionales de salud.
4. Agilizar los resultados médicos
No podemos plantearnos un futuro inmediato en que los tiempos de espera de los resultados en salud no se hayan visto mejorados. Si bien durante la pandemia se evaluaba la eficiencia del sistema sanitario según el número de camas disponibles en los hospitales o por el número de pruebas realizadas, es conveniente que adoptemos un cambio de perspectiva y que midamos el éxito del sistema a través de otras variables más humanistas.
Los retrasos en la obtención de resultados colapsan el sistema y afectan negativamente sobre la salud de los pacientes, en algunos casos incluso de forma irreversible. Por ello, y en sintonía con los aspectos que comentábamos en apartados anteriores, nos enfrentamos al reto de digitalizar el sistema sanitario para que los pacientes puedan obtener sus resultados sin necesidad de acudir a la consulta física para aligerar las listas de espera.
5. Humanización del paciente
Mientras el sistema avanza hacia un modelo híbrido donde tanto telemedicina como medicina tradicional caminen de la mano, también cabe poner sobre la mesa la proximidad con los pacientes, pues estos constituyen un agente esencial dentro del sistema y durante la pandemia, en ocasiones, han podido sentirse desplazados y poco escuchados.
En efecto, es necesario que los pacientes puedan implicarse de una forma más activa en la toma de decisiones, tanto en aquellas que conciernen a su estado de salud como en el diseño de las nuevas estrategias y políticas. Si quieres saber más, lee nuestro artículo sobre las «Claves para la humanización de la consulta virtual».
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Como ves, aunque el mundo de la medicina post COVID-19 luzca mayoritariamente predominado por las nuevas tecnologías, debemos plantear una forma de ver la realidad del paciente de forma holística e integral en la que se tengan en cuenta todas las variables que componen la salud de la persona, como la salud mental, social y espiritual, los hábitos de vida, la situación económica, la posibilidad de acceder a recursos públicos o privados… y no únicamente las gráficas, números y resultados de pruebas.
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