Telemedicina post-covid
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La telemedicina en una era post-COVID

La pandemia dejó en evidencia las claras deficiencias en el enfoque digital de nuestros sistemas de salud, y por ello la mayoría de las empresas se sumaron a la carrera por agilizar su presencia y atención digitales.

Hoy en día, afortunadamente la crisis sanitaria empieza a ver la luz al final del túnel. Ante este nuevo panorama, los líderes de la atención médica ya no se ven tan sumidos en esta pugna por llegar primeros (al menos, no de forma forzosa), pero las nuevas circunstancias les han empujado a hacer un examen de conciencia y a cuestionarse de forma honesta cuál será la estrategia digital que deberán llevar a cabo a partir de ahora y, sobre todo, cómo deberán hacerlo.

El paciente digital

El uso masivo de Internet y el auge de las nuevas tecnologías han revolucionado multitud de ámbitos de nuestra vida, y el área de la salud no es una excepción.

Uno de los conceptos que más se barajan en eHealth es el de ‘paciente digital’, que no es más que un nuevo perfil de persona que usa las nuevas tecnologías para gestionar su salud y conocer más sobre el estado de ésta.
Una vez que el covid-19 parece haber quedado atrás, los líderes de la atención médica han aprendido una lección crucial: la telemedicina o salud digital ya no es un complemento para las clínicas o proveedores de salud, sino que actúa como una pieza clave, casi estructural, de su estrategia global. Las palabras “medicina” y “telemedicina” empiezan progresivamente a comportarse como sinónimos y todo apunta a que, en un futuro no muy lejano, ambos conceptos llegarán a fusionarse.

En este nuevo contexto, el paciente ya es digital en sí: desde el inicio de la emergencia sanitaria, el aumento de las consultas de telemedicina en España alcanzó el 65% y se estima que en 2023 un 75% de los pacientes empleen la teleconsulta. Este nuevo ecosistema de salud no solo contempla, sino que exige la implantación de la tecnología en los servicios médicos prestados.

¿Qué es telemedicina y qué no lo es?

A falta de una legislación específica que regularice el uso de la telemedicina en España, los profesionales del sector sanitario deben atenerse a normas de distinta índole que la regulan de forma indirecta y que, en ocasiones, presentan ciertas lagunas legales.

En la práctica, se contemplan desde guías de buenas prácticas y recomendaciones internacionales, jurisprudencia (en ocasiones contradictoria) hasta el Código de Ética y Deontología Médica.

Sin embargo, desde el punto de vista de la protección de datos, sí existe cierta uniformidad en que es preciso el uso de una plataforma de telesalud que preserve la seguridad de los datos personales del paciente, por lo que soluciones genéricas como Skype, Zoom, WhatsApp y el correo electrónico ya no resultan válidas.

Para garantizar al máximo la protección de datos relacionados con la salud del paciente, es esencial que se empleen plataformas como la que ofrece Docline, que encriptan todas las comunicaciones entre médico y paciente, cumpliendo con la normativa RGPD, HIPAA y el resto de los marcos legales que regulan la protección de datos.

Hacia un futuro totalmente digitalizado

En un contexto en que las circunstancias exigen una apuesta por la digitalización del sistema de salud, es necesario que tanto médicos como pacientes cuenten con recursos suficientes para desarrollar sus capacidades digitales.

Uno de los principios básicos de la telemedicina es el proceso de formación previa del profesional sanitario en el uso de las herramientas tecnológicas, pues éstas facilitan su labor diaria, pudiendo llegar a reducirla a más de la mitad.

Sin embargo, el empleo de las nuevas herramientas digitales no debe ser fluido únicamente para el médico. Partiendo de la base de que, a finales de 2022, una gran parte de la población todavía no se considera “nativa digital”, las herramientas que deben ponerse a su disposición deben ser intuitivas y fáciles de usar.

Entre las capacidades digitales más esenciales para la ejecución de las futuras estrategias digitales están la de evitar una experiencia inconexa en el paciente y, sobre todo, la de eliminar las barreras a la entrada digital tanto para el paciente como para el profesional de la salud.

¿Cómo mejorar la experiencia del paciente en un entorno digital?

Todo proceso de enfermedad se fortalece cuando el afectado puede tener un papel más activo dentro del tratamiento y conocer más sobre su estado de salud, pero más importante aún es que el paciente perciba la plataforma de telesalud como un aliado que le acompañe durante todo su journey, desde la primera consulta hasta las visitas de seguimiento, pasando por la prescripción de pruebas, la receta electrónica, las consultas rápidas a través de mensajería asincrónica o sincrónica y el acceso a su historial médico.

Por el contrario, verse obligado a usar demasiadas aplicaciones y/o plataformas de salud y, en consecuencia, tener que darse de alta e iniciar sesión en todas ellas y recordar todas sus contraseñas resulta engorroso y entorpece el proceso de sanación del paciente.

El afectado necesita vivir una experiencia cohesiva y armonizada. Debe tener a su disposición una plataforma intuitiva, fácil de utilizar y que reúna todos los servicios de salud digital y funcionalidades que necesita. A su vez, también debe facilitar la cooperación entre todos los profesionales implicados en su tratamiento. De este modo, sentirá un mayor compromiso hacia su salud mientras que el equipo médico, a su vez, observará cómo su trabajo se ve enormemente facilitado.

Facilitar el acceso a la telesalud a médicos y pacientes

Si bien cada vez son más los profesionales que se suman a la revolución digital, algunas personas todavía se muestran reacias al uso de la telemedicina, pues desconocen cómo funciona y tienden a pensar que las técnicas tradicionales de salud son inmejorables e infalibles.

Sin embargo, la telemedicina ya no es contemplada como una segunda opción, sino que es la pieza fundamental de un futuro digital hacia el que cada vez nos dirigimos más rápidamente.

En este sentido, debemos hacer una labor de educación al profesional sanitario para que pueda comprender por sí mismo que la solución digital de telemedicina no solo mejorará y facilitará su día a día, sino que supondrá un antes y un después en su trabajo y el de sus compañeros de profesión.

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